A la espera. Como tantas otras personas, como
en tantas otras ocasiones. Siempre llega un momento en tu vida que no puedes
hacer nada más que esperar.
Cuando se acaba todo aquello que está dentro
de tus posibilidades, cuando exprimes al máximo esa parte del esfuerzo que solo
dependía de ti y de nadie más. Entonces llega el momento de esperar.
Y es que hay ocasiones en que, por frustrante
que esto sea, nuestro propio avance depende del resto del mundo.
Así estoy yo en estos momentos. A la espera.
En más de un sentido, académico, profesional, social… todo está pendiente y
congelado en el tiempo.
Siendo así, solo queda ser paciente y desear
que la espera se haga corta.
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