viernes, 26 de abril de 2013

Microrrelato: Una carta


Querida estrella fugaz,
Te escribo estas líneas porque no te conozco y eres esquiva, porque no me conoces y he sido pasivo. Cuántas veces hemos hablado como amigos mientras lloraba desconsoladamente en mi interior, buscando las palabras que realmente quería decir, no siendo capaz de hallar los sonidos que describiesen mi adoración por tu persona.
Quiero contarte tantas cosas que siento que una vida no es suficiente. Por dónde empezar entonces… En una ocasión alcé la vista y contemplé un océano luces celestiales. Presencié un día en que los primeros  rayos del sol iluminaron un campo de vivos colores. Una vez se me grabó a fuego la imagen de serenidad de la más fina arena virgen. Sobrecogedoras imágenes de incomparable belleza, todas ellas olvidadas el día en que vi tu sonrisa.
Terrible fortuna la que nos separa, dejándote a años luz de mí, mientras mi pobre y solitaria alma anhela tu compañía. Si bajases de tu cielo, de mi cielo, aunque fuese solo por un instante, entonces quizás podría retener para siempre tu calor en lo más profundo de mi ser.
Te guardo en el corazón y lo haré por siempre, haya buenos o malos momentos, aunque estas líneas no te alcancen jamás, o incluso si lo hacen y pasan inadvertidas. El destino podrá intentar separarnos, pero eso solo me hará luchar con más fuerza, porque no hay poder en este universo capaz de alejar mi mirada de tu estela.
En el mundo brilla una luz, ilumina mi cuerpo y proyecta tu sombra, así sé que siempre estás conmigo.