martes, 15 de enero de 2013

Relato: Caos

Un pequeño relato en homenaje al ultimo, y fallido, fin del mundo. ¿Por cuántos de estos hemos pasado ya y cuántos estarán por llegar? Esperemos que sigamos sobreviviendo a todos ellos.


CAOS

Día 1
Todo es tranquilidad. Si es posible un momento de perfección, sin duda es este. Nada puede estropear el ambiente, se respira paz y armonía. En el momento de mayor necesidad, la tecnología nos ha salvado, el diálogo nos ha hecho iguales, los horizontes nos han unido. Allí donde había guerras, ahora la gente ha olvidado sus diferencias y ya no se miran los unos a los otros con envidia, odio o rencor. La degradación del planeta que nosotros mismos habíamos causado ha quedado relegada al olvido, se ha convertido en una leyenda urbana, un cuento para niños, ahora que hemos aprendido a vivir en equilibrio con el planeta.
Utopía.

Día 2
Nada dura para siempre. La falsa ilusión de control es apenas un delgado y corroído telón en el más antiguo de los teatros. Lentamente la utopía se deshace, crece la desconfianza dentro de la gente, un primer paso que puede acabar con el sueño. Toda nuestra historia y la historia pasada la componen ciclos, no hay un principio y un final, tarde o temprano el ciclo vuelve a empezar. No se puede borrar de golpe algo que forma parte de nosotros, no podemos reinventar el funcionamiento de algo que siempre ha existido, no se puede alterar el orden natural de las cosas. Todos lo saben, pero nadie quiere decirlo en voz alta para no romper el hechizo.
Recelo.


Día 3
No es preciso escuchar el anuncio para conocer la noticia. La semilla tarda menos en germinar cuando la tierra ha sido preparada previamente a conciencia. Se exterioriza el miedo, sentimientos olvidados salen a la luz, lo peor de las personas deja de ser solo un recuerdo. La imaginación se vuelve en nuestra contra, el amigo es un enemigo encubierto, el enemigo es el mal, el mal nos rodea y hay que tratar de llevarlo lejos de nosotros. Los acontecimientos se aceleran. Crece la incertidumbre y pesan los pecados cuando la catástrofe es inminente.
Asfixia.

Día 4
No hay tiempo, no hay futuro, no hay destino, se ha dicho la última palabra de un debate al que ninguno estaba invitado. Ya no falta nada, nuestro tiempo ha llegado a su fin, se nota en el ambiente, sirenas, rugidos y trompetas, truenos y relámpagos que anuncian la  llegada de lo inevitable. Nada se puede hacer salvo esperar. Ya es el momento, el último segundo siempre se alarga y nadie sabe cuánto durará, pero se alarga lo suficiente como para que el miedo se convierta en terror. Hay quien intentará conseguir lo imposible, pero todo es en vano. De la destrucción vinimos, hacia ella vamos.
Apocalipsis.

Día 5
Una luz en el firmamento, estrellas visibles de día. Teorías erróneas que tienen la culpa de todo, no es posible, no es creíble, tristeza y miseria a la vuelta de la esquina. El cielo se tiñe de rojo, la atmósfera se incendia con una incontrolable lluvia de fuego que no pasará inadvertida para nadie. Falta el aliento cuando nuestro propio vecino nos roba el oxigeno mientras nosotros mismos tratamos de arrebatárselo a otros. El principio del fin. Cunde el pánico, se tiene constancia del final pero nadie lo aceptará. Estábamos advertidos y sin embargo somos incapaces de ver la verdad. La realidad es lo suficientemente oscura como para negar incluso la razón.
Negación.

Día 6
La tempestad ha pasado pero nada volverá a ser lo mismo. Todo desde este instante conducirá inequívocamente a un único momento, ya no habrá elecciones, por lo menos no a nivel personal, la masa regirá la manera en la que alcanzaremos nuestro último instante. Existe la falsa posibilidad de cambiarlo todo, pero también la creencia de que lo peor ha quedado detrás de nosotros. La calma que precede a la tempestad.
Confianza.

Día 7
Todos lo conocen pero todos se equivocan. Ya no hay nada y prefieren vivir en la ignorancia. Se acentúan las diferencias entre especies, cada individuo tiene la creencia personal de que será salvado, de sobrevivir frente a los demás, ello causa indiferencia. Se desafía a la propia sensatez, se atenta contra uno mismo y se mira con descaro lo que se avecina. Ya no hay reglas, se desatan los más bajos instintos y nuestra propia naturaleza se vuelve en nuestra contra. Solo el espejo que refleja nuestra alma es capaz de mostrar la bestia que nos consume, un ser más horrendo que la catástrofe a la que hacemos frente.
Soberbia.


Día 8
Un terremoto sacude la tierra. Los montes explotan, el mar se abre y el fuego sustituye al agua. Una porción de vida muere, pero allí permanece el peligro, no se mueve. La última oportunidad es desperdiciada, impera el egoísmo, cualquiera es válido para ser sacrificado excepto tú mismo. Las llamas no avanzan. Todo parece aguardar inmóvil. Hay un rumor en el aire, una tenue voz que se debilita por momentos, pero aun durará. Quizás podamos sobrevivir a la noche. Quizás la humanidad ha recibido su mayor golpe, pero podemos empezar de nuevo, siendo mejores, con más criterio, con…
Esperanza.

Día 9
Con un rugido, el mar de llamas despierta de nuevo. La civilización será arrasada, el mundo ya ha sido destruido pero las ratas buscan una salida. Caminos hacia el interior, caminos hacia lo alto, no hay lugar donde esconderse, no se puede detener el avance. Cuevas y grietas ocultas rebosan de almas ignorantes, escupiendo carne viva hacia el exterior. Un refugio de nada sirve, el calor todo lo funde, ni huesos ni carne quemada, nada quedará como prueba de existencia.
Eclipse.

Día 10
Los suicidas caen al vacío. Los asesinos se arrojan los unos a los otros a las llamas. Los ilusos esperan un milagro. Los marginados se retiran a esperar la muerte en soledad. Se cometen atroces actos en los últimos instantes y se recuerda un mundo mejor, seguro y tranquilo que otra persona destruyó. El fuego abrasa y calcina, las mismas lágrimas se convierten en hirviente lava que funde los rostros de atónitos observadores que, aun cuando se retuercen de dolor mientras la tierra los devora, parecen esperar algo, y algo llega en verdad.
El fin.

Día +10
Cierto es que hay días posteriores que traerán una nueva calma, pero el Universo es joven de nuevo y estos ya no nos pertenecen.