Hoy voy a hablar de mi afición a coleccionar
ediciones antiguas de libros. Es una afición relativamente reciente y todavía
no tengo muchos, pero quiero compartirlo con vosotros.
No hay nada como un libro en papel, por mucho
que se imponga el formato digital, formato que yo también voy asumiendo. El
tacto de las hojas, la encuadernación, el olor del libro… es una sensación
indescriptible que se está perdiendo con el tiempo. Y todas estas sensaciones
están todavía más presentes cuando el ejemplar que sostienes entre tus manos es
uno con historia. Tiene algo de mágico el hecho de sostener un libro que ha
pasado por distintas manos, que pertenece a una época anterior a la tuya,
habiendo incluso sobrevivido a guerras.
Por desgracia no tengo en mi colección ninguna
primera edición (todavía) pero con el tiempo, cuando mis condiciones económicas
mejoren, espero poder conseguir alguna. En algún momento he estado cerca. En
una ocasión estuve contemplando durante un buen rato la primera edición de "Peter and Wendy", el libro se encontraba tras una vitrina y yo lo
miraba embobado, con la tentación de gastarme todos mis ahorros aunque fuese
necesario para llevármelo. Pero al final se impuso el buen juicio y me di
cuenta de que no podía hacer semejante desembolso, no entonces, aunque ya
llegará mi momento.
También decir, que esta afición mía tiene un
requisito fundamental y es que la obra debe estar en la lengua en que fue
escrita, si no pierde todo su encanto. La mejor manera de conseguir entonces
estos libros es en el extranjero.
De este modo, el libro que inició mi
colección es el libro de viajes “Travels with a Donkey” de Robert Louis
Stevenson. El autor es también conocido por otras obras más populares como “La
isla del tesoro” o “Dr. Jeckyll y Mr. Hyde”. Así, entre sus escritos se
encuentran grandes clásicos que pueden estar entre los favoritos de muchos. Es
uno de esos autores que me encantan y por ese motivo también fue algo muy
especial haber podido visitar recientemente Edimburgo, ciudad natal de Robert
Louis Stevenson, donde todavía hoy se nota la presencia del autor y de todo
aquello que le inspiró.
En cualquier caso, el libro no lo obtuve
en mi viaje por Escocia, sino algo de tiempo antes y en otra ciudad distinta,
Londres. El lugar, uno de los tantos mercados londinenses que poseen una gran
riqueza cultural y literaria, y aunque los ejemplares más preciados es más
fácil encontrarlos en el mercado de Portobello, en esta ocasión el hallazgo lo hice en un oculto y destartalado puesto en Camden. Por supuesto, cuando lo encontré,
en tan buen estado y con su preciosa encuadernación, no pude resistirme.
Mi ejemplar es del año 1899, una 14 edición,
lo que le separa unos 20 años de la primera edición que es del año 1879. Como
ya he mencionado, pese a su antigüedad se encuentra en un estado impecable, con
sus bonitas ilustraciones incluidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario