CAOS
Día 1
Todo es tranquilidad. Si es posible un
momento de perfección, sin duda es este. Nada puede estropear el ambiente, se
respira paz y armonía. En el momento de mayor necesidad, la tecnología nos ha
salvado, el diálogo nos ha hecho iguales, los horizontes nos han unido. Allí
donde había guerras, ahora la gente ha olvidado sus diferencias y ya no se
miran los unos a los otros con envidia, odio o rencor. La degradación del
planeta que nosotros mismos habíamos causado ha quedado relegada al olvido, se
ha convertido en una leyenda urbana, un cuento para niños, ahora que hemos
aprendido a vivir en equilibrio con el planeta.
Utopía.
Día 2
Nada dura para siempre. La falsa ilusión de
control es apenas un delgado y corroído telón en el más antiguo de los teatros.
Lentamente la utopía se deshace, crece la desconfianza dentro de la gente, un
primer paso que puede acabar con el sueño. Toda nuestra historia y la historia
pasada la componen ciclos, no hay un principio y un final, tarde o temprano el
ciclo vuelve a empezar. No se puede borrar de golpe algo que forma parte de
nosotros, no podemos reinventar el funcionamiento de algo que siempre ha
existido, no se puede alterar el orden natural de las cosas. Todos lo saben,
pero nadie quiere decirlo en voz alta para no romper el hechizo.
Recelo.
Día 3
No es preciso escuchar el anuncio para
conocer la noticia. La semilla tarda menos en germinar cuando la tierra ha sido
preparada previamente a conciencia. Se exterioriza el miedo, sentimientos
olvidados salen a la luz, lo peor de las personas deja de ser solo un recuerdo.
La imaginación se vuelve en nuestra contra, el amigo es un enemigo encubierto,
el enemigo es el mal, el mal nos rodea y hay que tratar de llevarlo lejos de
nosotros. Los acontecimientos se aceleran. Crece la incertidumbre y pesan los
pecados cuando la catástrofe es inminente.
Asfixia.
Día 4
No hay tiempo, no hay futuro, no hay
destino, se ha dicho la última palabra de un debate al que ninguno estaba
invitado. Ya no falta nada, nuestro tiempo ha llegado a su fin, se nota en el
ambiente, sirenas, rugidos y trompetas, truenos y relámpagos que anuncian
la llegada de lo inevitable. Nada se
puede hacer salvo esperar. Ya es el momento, el último segundo siempre se
alarga y nadie sabe cuánto durará, pero se alarga lo suficiente como para que
el miedo se convierta en terror. Hay quien intentará conseguir lo imposible,
pero todo es en vano. De la destrucción vinimos, hacia ella vamos.
Apocalipsis.
Día 5
Una luz en el firmamento, estrellas visibles
de día. Teorías erróneas que tienen la culpa de todo, no es posible, no es
creíble, tristeza y miseria a la vuelta de la esquina. El cielo se tiñe de
rojo, la atmósfera se incendia con una incontrolable lluvia de fuego que no
pasará inadvertida para nadie. Falta el aliento cuando nuestro propio vecino
nos roba el oxigeno mientras nosotros mismos tratamos de arrebatárselo a otros.
El principio del fin. Cunde el pánico, se tiene constancia del final pero nadie
lo aceptará. Estábamos advertidos y sin embargo somos incapaces de ver la
verdad. La realidad es lo suficientemente oscura como para negar incluso la
razón.
Negación.
Día 6
La tempestad ha pasado pero nada volverá a
ser lo mismo. Todo desde este instante conducirá inequívocamente a un único
momento, ya no habrá elecciones, por lo menos no a nivel personal, la masa
regirá la manera en la que alcanzaremos nuestro último instante. Existe la
falsa posibilidad de cambiarlo todo, pero también la creencia de que lo peor ha
quedado detrás de nosotros. La calma que precede a la tempestad.
Confianza.
Día 7
Todos lo conocen pero todos se equivocan.
Ya no hay nada y prefieren vivir en la ignorancia. Se acentúan las diferencias
entre especies, cada individuo tiene la creencia personal de que será salvado,
de sobrevivir frente a los demás, ello causa indiferencia. Se desafía a la
propia sensatez, se atenta contra uno mismo y se mira con descaro lo que se
avecina. Ya no hay reglas, se desatan los más bajos instintos y nuestra propia
naturaleza se vuelve en nuestra contra. Solo el espejo que refleja nuestra alma
es capaz de mostrar la bestia que nos consume, un ser más horrendo que la
catástrofe a la que hacemos frente.
Soberbia.
Día 8
Un terremoto sacude la tierra. Los montes
explotan, el mar se abre y el fuego sustituye al agua. Una porción de vida
muere, pero allí permanece el peligro, no se mueve. La última oportunidad es
desperdiciada, impera el egoísmo, cualquiera es válido para ser sacrificado
excepto tú mismo. Las llamas no avanzan. Todo parece aguardar inmóvil. Hay un
rumor en el aire, una tenue voz que se debilita por momentos, pero aun durará. Quizás
podamos sobrevivir a la noche. Quizás la humanidad ha recibido su mayor golpe,
pero podemos empezar de nuevo, siendo mejores, con más criterio, con…
Esperanza.
Día 9
Con un rugido, el mar de llamas despierta
de nuevo. La civilización será arrasada, el mundo ya ha sido destruido pero las
ratas buscan una salida. Caminos hacia el interior, caminos hacia lo alto, no
hay lugar donde esconderse, no se puede detener el avance. Cuevas y grietas
ocultas rebosan de almas ignorantes, escupiendo carne viva hacia el exterior. Un
refugio de nada sirve, el calor todo lo funde, ni huesos ni carne quemada, nada
quedará como prueba de existencia.
Eclipse.
Día 10
Los suicidas caen al vacío. Los asesinos se
arrojan los unos a los otros a las llamas. Los ilusos esperan un milagro. Los
marginados se retiran a esperar la muerte en soledad. Se cometen atroces actos
en los últimos instantes y se recuerda un mundo mejor, seguro y tranquilo que
otra persona destruyó. El fuego abrasa y calcina, las mismas lágrimas se
convierten en hirviente lava que funde los rostros de atónitos observadores
que, aun cuando se retuercen de dolor mientras la tierra los devora, parecen
esperar algo, y algo llega en verdad.
El fin.
Día +10
Cierto es que hay días posteriores que
traerán una nueva calma, pero el Universo es joven de nuevo y estos ya no nos
pertenecen.